Infancia
Tuve una infancia feliz, pero luchando: Contra no
caerme cada poco al suelo. Contra las risas de los que me veían
caer... Que sentía rabia y frustración. Contra mí misma y la situación. Contra
los demás. Y deseos de desaparecer. De ser invisible. De qué me dieran una
explicación.
¿Por qué me había pasado esto a mí y a los otros niños
no?
Una parálisis cerebral, una hemiparesia derecha. Que
descubrió mi madre en mi bautismo, al no mover y estirar el bracito derecho. Y
enseguida me llevaron a los médicos. Al Dr. Toledo en Sevilla. Y ya pronto nos
hicimos a las rutinas de las revisiones, y de la rehabilitación. Y los
ejercicios que me hacía mi madre en casa.
Repercutió en todo el lado derecho, una pequeña cojera
y un bracito con menos fuerza. El caerte a cada rato es poco asumible para un
niño. Sientes irá, rabia y frustración de no encajar y encontrar amigos.
En el colegio no tuve problema con los compañeros,
aunque era un poco tímida y me costaba hablar en público, me costaba expresar
lo que pensaba, lo que sentía y me callaba. Me sentía más cómoda en pequeños
grupos. Y jugábamos a la comba al elástico, tres en raya en el recreo. Pero por
ejemplo en gimnasia me costaba saltar al potro o poder correr como los demás o
jugar al baloncesto o balonmano como los otros niños.
También había momentos en que en vez de jugar me
apetecía leer en el patio un libro de aventuras de los Hollister y de los cinco
o los siete y ya en tu casa te metes en la habitación y pones la música alta y
te pones a bailar o te sientas a escribir tu diario o escribir un cuento o
poesía o aporrear la máquina de escribir. O ver los dibujos animados en el
cuarto de estar, porque entonces solo había una TV en la zona común de la sala
de estar. Y la veía con mis hermanos. Siempre de risas o peleas. Pasé una
infancia feliz, pese a que iba de vez en cuando al médico a la rehabilitación y
el psicólogo.
Y en verano lo mejor, la piscina de la urbanización.
Ahí daba igual lo que tuvieras jugabas con todos los niños a policía y ladrón, al
pilla pilla, y hacías los cursos de natación. O tú hermano mayor te subía a
hombros y tiraba de cabeza al agua. ¡Era genial! Y los viajes al pueblo de los
abuelos desde Sevilla a Úbeda o Jaén o Tiscar o a la playa a La Antilla. Lo mejor
era viajar. También recorrimos España. Aquellos veranos en el coche de papá.
En Úbeda lo mejor era jugar en el patio de La Colonia
del Carmen y subirte a los árboles. O con los niños de allí a las tinieblas de
la noche, al escondite o al corrillo de tertulia de la abuela.
Eran unos veranos fantásticos. Allí en Úbeda también
había cerca una piscina e íbamos a nadar y jugar a tirarte del trampolín.
Pasé una infancia feliz a pesar de tener que
levantarme del suelo cada dos por tres y tener heridas en codos, rodillas.
¿Pero qué niño no se caía de pequeño? Solo que yo más de lo usual.
Lo peor que recuerdo era los estudios, no había quién
entendiera aquellos programas educativos, de aprender de memoria todo y
escribir a mano todo. Cada vez que me sacaban al encerado me moría de vergüenza
o si te preguntaban, que te tenías que poner de pie para contestar, o los
dictados, o matemáticas, lenguaje, las sintaxis, o los verbos, o sociales, todo
se me daba mal, no escuchaba al profesor, no entendía la lección, solo sentía
ganas de desaparecer de allí. Un día que llovió me dio por correr por todo el
patio y creyeron que me había vuelto loca, corriendo mojada, me encantó. Pero
las lecciones era lo peor el estudio en casa, los deberes y aquellos eternos
veranos de estudio en casa con tus hermanos repasando la caligrafía, o haciendo
mapas o la lengua o matemáticas. Fatal, el colegio se me daba fatal. Los
eternos cuadernos de ejercicios para la dislexia.
Pero aprendí y fui sacando los estudios y leyendo
mucho y escribiendo en mi diario, lo que me pasaba por la cabeza, cuentos y
relatos, poesía y pensamientos, lo que se me ocurría.
Esos momentos en mi cuarto con la música y escribiendo
eran lo mejor. A pesar de todo tuve una infancia feliz.
Precioso.Muy conmovedor y de gran sentimiento.
ResponderEliminarMuchas gracias ☺️
EliminarMuy linda infancia...bonito y maravilloso..me ha encantado y me ha hecho retroceder en el tiempo a mí infancia qué buenos recuerdos aunque otros no tanto.. cómo la vida misma...🌹💘🥰💓👏👏😘😘😇🙏🕯️🕯️
ResponderEliminarMuchas gracias guapa por comentar en este blog 🧚♀️🦋😸🌹🧜♀️💝🥰🤗😘😘
EliminarLo más importante es qué aunque te caías siempre te has levantado con más fuerzas,eres una gran currante y siempre con nuevas metas.... ánimo y para adelante 😚😚
ResponderEliminarMuchas gracias guapa 😘 😊
EliminarCómo admiro tu capacidad de plasmar tus recuerdos y sentimientos!!! Que generosidad abrir tu corazón, recuerdo de forma muy especial los pocos pero valiosos e inolvidables momentos compartidos contigo y Pablo. Hay personas que se cruzan instantes por tu vida pero dejan huella imborrable, que gran regalo haberte reencontrado.
ResponderEliminarVeo que aparece anónimo!!! Soy Marcela Sanchez la colombiana de los ENSJ 😊
EliminarMarcela, que alegría!! Muchas gracias por tu comentario. Si fueron momentos y etapas de mi vida inolvidables. Un beso fuerte 😙
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