Árbol de las Lianas
Hoy os quiero hablar de éste magnífico árbol que disfruté en mi infancia y juventud. Y esta vez con el nombre del árbol de las Lianas.
El simple hecho de contemplar un buen árbol ayuda a sanarnos emocional y espiritualmente, debido a que el árbol es una figura simbólica de grandes significados arraigada en la conciencia colectiva. En el árbol los seres humanos hemos visto el símbolo de la vida, la agrupación de los cuatro elementos de la naturaleza, la unión entre el cielo y la tierra, la semejanza con nosotros mismos, y el maestro que enseña la verdad de la vida. Por esa razón, la contemplación de un árbol maduro, bien enraizado, con tronco firme y copa abierta al cielo, nos inspira paz, sosiego, equilibrio y bienestar.
En un paseo, los árboles más esplendorosos ayudan a conectar con esa figura mítica y nos reconcilian con lo que somos.
En este artículo nos centraremos en uno de los árboles más asombrosos de Sevilla, el árbol de las lianas.
El árbol de las lianas se caracteriza por su porte gigantesco y a la vez es un árbol ornamental. En Sevilla fue introducido a principios del siglo XX, y a pesar de las diferencias climáticas existentes entre su lugar de origen y nuestra ciudad, se ha naturalizado muy bien; tanto es así, que está muy bien representado en la capital de Andalucía, donde existen magníficos ejemplares. El nombre científico de este árbol es Ficus macrophylla Desf. ex Pers. y pertenece a la familia de las Moráceas. Es originario de Australia, concretamente de la isla de Lord Howe, donde crece en las zonas bajas a lo largo de la costa, pero también lo podemos encontrar en las regiones tropicales costeras de la provincia de Queensland y en el norte de Nueva Gales del Sur. Su crecimiento en sus primeros años es rápido, mas luego se ralentiza. Con respecto a la altura que alcanza, en Sevilla algunos ejemplares han superado los 20 metros, pero en las zonas originarias suelen superar los 40 metros. Su copa, formada por ramificaciones abiertas, es extendida y frondosa; su tronco es recto, robusto y con marcados contrafuertes, y al envejecer le brotan raíces tabulares de las ramas hasta llegar al suelo, donde arraigan con el fin de apuntalar y anclar el enorme peso de su copa; su corteza es lisa y de color grisáceo. Su sistema radicular se desarrolla por una zona amplia alrededor del tronco con el fin de conseguir agua. En general, el árbol de las lianas tolera bien todos los suelos, sufre con las sequías prolongadas y admite la proximidad del mar.
Sus hojas, perennes, están distribuidas en disposición alterna, tienen forma ovada-elíptica, miden unos 20 cm de longitud y disponen de un largo pecíolo; además, son de consistencia coriácea, simples, enteras y con los márgenes lisos. Tienen un color verde oscuro y brillante por el haz y un color herrumbre pero mate por el envés.
Sus flores son unisexuales y, al florecer las de ambos sexos en el mismo árbol, se dice que el árbol de las lianas es una especie monoica. Tanto las femeninas como las masculinas se encuentran agrupadas en un receptáculo carnoso y periforme denominado sicono, que mide aproximadamente 2 cm de diámetro, y brotan generalmente en pares de las axilas que se forman entre las hojas y el tallo. Las flores están dispuestas de tal manera que las masculinas se encuentran en la parte superior de dicho sicono y las femeninas en la base del mismo. Estas flores tienen un perianto (parte no reproductiva de la flor) de una sola envuelta, con las flores masculinas con 2-3 estambres y las femeninas con un pequeño pistilo tricarpelar soldado. Para que las flores fructifiquen, es necesaria la presencia del insecto polinizador.
Sus frutos son realmente unas diminutas nuececillas (lo que comúnmente se conoce como huesecillos de los higos) que están en el interior de los siconos. Estos minúsculos aquenios contienen una sola semilla.
¿Dónde podemos encontrarlos por Sevilla? Por ejemplo en los jardines de Murillo, a la espalda del barrio de Santa Cruz. También en la Plaza de San Pedro, frente a la Iglesia del mismo nombre donde fue bautizado el genial pintor Velázquez; o junto a edificios emblemáticos como la antigua Fábrica de Tabacos.
Y como no en el pulmón de Sevilla, el espacio verde más bonito de la ciudad, el Parque de María Luisa; allí podemos encontrarlo en la glorieta de Gabriela Ortega o la de Juanita Reina, con dos majestuosos ejemplares enfrentados.
Pero yo sobre todo lo he disfrutado en mi infancia en el Parque de los Principes
Árbol de noble porte
A ti dirijo estas letras
Árbol que hiciste sombra en mis juegos
De la infancia y juventud
Árbol de noble porte
En los que soñé una vida llena de plenitud
En los que no cabía una lágrima sino sonrisas
En los que iba a contemplar en mis paseos
Y me figuraba encaramada a sus ramas
Árbol de noble porte
Tú que te llevastes mis secretos
Y sabes de todos mis sueños
Sólo te pido respirar junto a ti una vez más
Comentarios
Publicar un comentario