Historia de Paqui Villacañas Jimena

 

Bueno, pues aquí os traigo la historia de Paqui contada por ella misma. Es simpática, fuerte y muy inteligente y yo aprendo cada día de ella.

Mi nombre es Paqui Villacañas Jimena. Nací en la ciudad de los cerros (Úbeda) en el mes de mayo del año en que surgió en movimiento conocido como “La primavera de Praga”. Pienso que de ahí me viene un poco la forma de pensar, de sentir y de ver la vida.

Procedo de una familia humilde, mi padre albañil, mi madre ama de casa. De ellos he heredado su fortaleza, su valentía, su espíritu de lucha... Gracias a ellos, mi hermano y yo somos las personas que somos hoy en día.

Llegué a este mundo con tan solo ocho meses de gestación. Siempre digo que nací antes, porque en la barriga de mi madre me sentía muy aburrida y quería hacer y ver muchas cosas. Claro, que si llego a saber que la pandilla de los batas blancas que me esperaban eran unos incompetentes, seguramente me hubiera esperado unos días más, ya que esas batas blancas, no sabían qué hacer con una bebé prematura y lo único que se les ocurrió fue ponerme oxígeno con tanta presión que me provocó un daño en el cerebro, lo que se conoce como parálisis cerebral. Este daño me afecta al sistema locomotor y al habla. Debido a ese daño cerebral he tenido que luchar no solo con las barreras que todos conocemos, como son las barreras arquitectónicas, sociales y mentales, sino que también he tenido que luchar con las barreras de mi propio cuerpo. Esa lucha siempre intento hacerla sin perder la alegría y la sonrisa, y sabiendo que, con constancia, tesón, empeño, cabezonería... conseguiré muchos de mis deseos.

La sociedad, (como a todas las personas con diversidad funcional) no me lo ha puesto muy fácil en ninguna faceta de la vida como ejemplo: estudios, trabajo, amor...

Desde muy pequeña he sentido la necesidad de aprender. Yo veía que los niños y las  niñas que me rodeaban iban al colegio y claro, yo también quería ir. Cuando me matricularon en el colegio de mi barrio, el Sr. Director decía que una niña como yo no podía estar en un colegio “normal”, sino que donde debería de ir es a un colegio especial, donde hubiera niñas como yo. 

Menos mal que mis padres y mi pediatra le echaron narices al asunto y hasta que no consiguieron que yo entraran en ese colegio, no pararon.

Todo fue bien hasta que llegue a lo que se llamaba antes FP de segundo grado y tuve que cambiar de instituto, en el que me encontré con un profesor que me hizo la vida tan  complicada que decidí marcharme terminar mis estudios en una academia privada. 

¿Cuando una persona termina sus estudios que es lo siguiente que quiere hacer? ¡Trabajar! ¿No? Pues allá que fui yo en busca de trabajo. Cuando llegaba a las entrevistas, las caras de los entrevistadores eran un poema. Se ponía más nerviosos que yo, no articulaban ha decir palabra y en muchos casos ni si quiera miraban el curriculum y decían que no era apta para el puesto. Afortunadamente siempre hay personas que no tienen esos perjuicios y me contrataban. He trabajado en diferentes empresas y organismo públicos haciendo sustituciones y en la actualidad estoy trabajando en el Centro Entre Olivos. Es un centro para personas con diversidad funcional, en el  area de recursos humanos, como auxiliar administrativo.

 

 A pesar de eso y siempre con el apoyo de toda mi familia y de la gente que me quiere pude acceder a realizar los estudios y a trabajar. Con respecto al amor aún hay que romper muchos estigmas sociales.

La sociedad por el mero hecho de ser una personas con diversidad funcional me ve una persona asexuada, sin sentimientos  y sin derecho a amar y ser amado. Y por si no tuviera bastante con la sociedad, también están las familias. En una ocasión tuve que escuchar: - Hijo mio, ¿donde vas con esa mujer? No puede hacer nada. En verdad nunca he entendido el porqué les decían eso, si nunca llegaron a conocerme porque se negaron rotundamente. Otra de mis experiencias es cuando me dijeron: - Paqui a mi me gustan las mujeres perfectas y tu no lo eres. O cuando con tan solo 16 años escuche a un chico hablar con mi mejor amiga y este le decía: - Paqui me encanta, es una chica increíble, sino fuera por lo que es, le pedía de salir. 

Muchas veces me digo a mí misma: - Paqui, más vale sola que mal acompañada. En el fondo no, no me gusta estar sola. Me gustaría sentir, abrazar y ser abrazada, besar y ser besada... por eso desde aqui grito: -¡Por favor! ¡Ya basta de perjuicios! Yo tengo derecho a amar y ser amada, a sentir como cualquier personas y a que no se me juzgue sin conocerme.

Hace 13 años, en un momento complicado de mi vida comencé a hacer teatro. Hoy en día, el teatro se ha convertido en uno de los pilares más importante que sostiene mi vida. Pero eso, y con permiso de Elena, lo contare en otra publicación.