Las letras y yo
Mis palabras se caen,
tropezando en la lengua,
como hojas secas
que el viento despeina.
Mi voz,
una carretera con baches,
se quiebra en los labios,
se pierde en el aire.
Pero la pluma,
—fiel cómplice—
no me abandona.
Aunque la dislexia dibuje espejismos,
las letras se quedan,
quietas en el papel,
sin miedo a tartamudear.
Y aún así…
subo al escenario,
con el corazón en la garganta
y el verso a medio hacer.
Porque el silencio duele más
que la voz quebrada.
Lo importante no es cómo sueno,
sino que el poema,
—aunque cojee—
se atreva a caminar.
Es un lujo haber leído tus letras y palpado ese amor y esa fuerza que transmites al escribir.
ResponderEliminarDama del espíritu valiente que no claudicas en esta lucha diferente que el destino te señaló. Guerrera que no descansa en la diaria batalla de enfrentar la adversidad. Admiro tu coraje para superarte a ti misma. Paloma blanca del corazón cinco estrellas que aprendiste a volar con el viento en contra y te hiciste experta en el arte de sobrevivir a las adversidades.
Personas como tú, son dignas de admirar… ¡Gracias por ello!